miércoles, 4 de agosto de 2010

Software libre, empresas y Estado chileno


Hace un par de meses atrás, el Programa de Naciones para el Desarrollo, PNUD, y la Sofofa daban inicio a un proyecto de software libre dirigido a gobiernos locales y empresas. Para quienes no están adentrados en la informática, software libre no es otra cosa que la posibilidad de utilizar aplicaciones computacionales por las cuales no se paga licencia y que además pueden ser modificadas de acuerdo a las necesidades de los usuarios.

Llama positivamente la atención que la Sofofa apoye esta iniciativa, bajo el argumento de que esto permitirá a los gobiernos locales y pymes, hacer más visibles y a un menor costo las opciones que hoy existen para incorporar tecnologías de la información, mejorando su productividad y eficiencia, pues va en la línea contraria al esfuerzo que muchas grandes empresas y Microsoft en Chile han desplegado para imponer su política de pago de millonarias licencias.

Otra justificación de este proyecto es que un 63 por ciento de las pequeñas y medianas empresas tiene computador, en tanto que sólo un 48 por ciento de los municipios tiene página web, debido fundamentalmente a dos razones: los costos en licencias y mantención y la carencia de capacitación. Con la incorporación del software libre los costos se reducen ostensiblemente y, en el marco de esta iniciativa, se accederá a capacitación para utilizarlo de mejor manera.

Esta línea de trabajo, que contribuye a materializar la Agenda Digital del gobierno, fortaleciendo comunidades y generando oportunidades laborales y de todo tipo a muchas personas, debiera hacerse extensiva también a los órganos del Estado que son quienes más gastan en el pago de licencias. Ya existen algunas experiencias, donde servicios públicos han podido reinvertir las grandes sumas que antes se perdían en el pago de licencias para cada computador, en fortalecer la prestación de un mejor servicio a sus clientes, ya sea en línea o personalmente.

Desde hace años hemos venido planteando al gobierno un proyecto de ley para regular la materia, quedando al mismo nivel que muchos otros países de la región que ya lo utilizan en el aparato estatal o de aquellos donde se está discutiendo la norma que permita su aplicación. Además, su uso no tiene que ver, como algunos interesadamente han sugerido, con perjudicar a los grandes consorcios extranjeros que monopolizan la venta de software, sino que está relacionado con temas de tanta importancia como la seguridad nacional.

Chile se precia de ser un país que avanza hacia mayores niveles de desarrollo y de inserción internacional. En esa lógica, es paradojal que uno de los temas que caracteriza a la globalización -el uso intensivo de la computación y la informática- se nos esté quedando atrás. Ciertamente las nuevas generaciones tienen mayor claridad sobre el tema, porque es parte de su forma de vida. A ellos debemos legarles las mejores condiciones posibles para que puedan utilizar estas herramientas, no sólo para una mayor productividad económica, sino que para mejorar la calidad de vida de la mayoría de los chilenos.

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